BASADO EN HECHOS REALES

CCLXXIV | QUE CUÁL PUEDE SER TU FUTURO LABORAL? PREGUNTA A PLATÓN..

misterhello
Jose Manuel Hernando

Director Creatividad Estratégica ATREVIA en tránsito

Cual Guadiana juguetón reaparezco para seguir con mis posts de comunicación en forma y fondo random. Y en este resurgir cuya razón de ser reservo para otro momento, inicio una serie de reflexiones garrafón a partir de parábolas, paradigmas y paridas más o menos filosóficos adaptadas como siempre, al trabajo de la gente y a la gente que trabaja. Y aunque ya nos pondremos más gafapasta, para reiniciar este periplo tiro de básicos de COU y traigo a Platón y su famoso mito de la caverna. Porque a veces crees estar mirando la realidad cuando en realidad solo ves su difuso reflejo. Veamos. Leamos.

Gran parte de la culpa de que la filosofía nos parezca más aburrida que seguir un torneo de ajedrez por la radio es lo mal que nos la enseñaron, ya que olvidaron decirnos que su conocimiento, comprensión y aplicación representa una ventaja competitiva para enfrentarse a cualquier cuestionamiento vital, pasada la mocedad. Por suerte algunos la descubrimos en la lozanía, y la usamos para comprender y prender la llama que nos da vida y la vida.

Y como vamos a hablar de Platón nos descubrimos y hacemos una reverencia pues como decía Alfred Whitehead, todo el pensamiento contemporáneo occidental no deja de ser notas a pie de página de sus obras. Y es que este señor de espalda y pensamiento ancho planteó las principales preguntas que todavía la filosofía de hoy sigue intentando responder. Pero antes de empezar a ponernos estupendos, vamos a ir a su famosa parábola de las sombras, que más o menos reza así. En una cueva oscura vive un grupo de personas encadenadas mirando hacia una pared. A su espalda crepita un fuego, y entre las llamas y ellos van pasando personas y objetos que proyectan sombras sobre la pared. Ya que no conocen otra realidad, para ellos esas sombras son la única verdad, por lo que nadie hace el más mínimo esfuerzo por darse la vuelta y menos, salir de la cueva para ver a qué se corresponden.

platón

Foto Original:

Cartel película «Sombras y niebla» 1991 . Woody Allen

Las consideraciones e interpretaciones que cualquiera podemos concluir tras su lectura son más que evidentes. Por ejemplo, los prisioneros responden al modelo de persona que busca la seguridad en un aburrido trabajo con horario fijo y actividad rutinaria, y que viven la semana esperando al viernes, el año esperando a agosto y la vida esperando la jubilación. Ellos creen que eso es lo normal porque compraron ese famoso “trabajo para toda la vida” y el “de algo hay que vivir” que nos vendieron nuestros padres.

Es patente que las cadenas representan las ataduras que las diferentes formas de miedo nos ponen e imponen o más bien, nos ponemos e imponemos. Sí, porque, igual que no hace falta asegurar la cadena que ciñe la pata del elefante, los mirones de las sombras ni se plantean que con un simple tironcito podrían escapar. Y hablamos de la adaptación a los cambios tecnológicos, la asunción de nuevos retos laborales, el cuestionamiento de lo previsto, la formación o más bien la autoformación constante, o cualquier cosa que no sea el qué, cómo o cuándo, se ha hecho siempre.

Las sombras son perfectamente aplicables a esa idea de creer que lo que ves es la realidad sin matices. Es esa fe ciega que les hace actuar de forma inconsciente e ineficiente cuestionando la observación, equivocando las preguntas, distorsionando las hipótesis, alterando los datos y evidentemente, ofreciendo unos resultados multiplicados por cero.

El fuego es lo que proyecta y distorsiona nuestra realidad. Son los medios de comunicación, las redes sociales, las conversaciones con amigos y familiares, las normas no escritas sobre lo que ha sido y siempre será. Ese fuego que no purifica sino que ciega. Y las figuras en movimiento evidentemente son la realidad, lo que no vemos porque no miramos por miedo, ignorancia o simple alienación.

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Disfrutar de la magia de las sombras chinescas que metamorfosean un búho en perro, oca o halcón es algo fascinante, indudablemente. Pero dar esas imágenes por buenas además de peligroso, es muestra de que realmente vivimos en una sociedad inmadura y cobarde, fácil de manipular y en muchos sentidos, estúpida. Pero no voy a ir por ahí, que me conozco.

Mi compadrito entendió muy pronto que eso que se proyectaba en la pared solo eran sombras, por lo que se levantó y empezó a ver las cosas en su estado real. Y ahora su sombra y la de personas como él se proyectan con fuerza en la pared. Algunos de los que las ven hablan de suerte, de casualidad, de facilidad, porque solo ven la sombra de su éxito. Otros piensan que los esclavos son ellos, e incluso los hay que afirman sin género de duda que sencillamente, están locos. Yo he de reconocer que a veces vuelvo la cabeza para disfrutar del espectáculo chinesco de las sombras, pero al igual que mi compadrito, me gusta mirar y ver la realidad tal y como es.

Para concluir, yo no te digo que salgas de la cueva, solo que de vez en cuando te pongas en modo Descartes, dudes de los que estás mirando y te gires para ver que otras realidades son posibles. Podría ser que eso que siempre has dicho es increíble, imposible, inviable, empieces a verlo como creíble, posible e incluso viable. Y te lo digo yo por experiencia propia…

Porque esto es misterhello y estamos para eso, para hablar de comunicación interna de una forma diferente. ¿Hablamos?

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