BASADO EN HECHOS REALES

CCLXVIII | LA COMUNICACIÓN INTERNA ANTES DE LA COMUNICACIÓN INTERNA

misterhello
Jose Manuel Hernando

Director Creatividad Estratégica ATREVIA

Últimamente porque me aburro mucho o porque me divierte mucho, escribo mucho. Y últimamente por recordar o por olvidar, tiro mucho de nostalgia. Y recuerdo los tiempos en que la comunicación interna era algo que ni se sabía ni se hacía, aunque en muchas ocasiones, se hacía sin saber. En este post y de forma desordenada, plasmo recuerdos propios y prestados de aquellos tiempos en que nada más que se vivía para trabajar, y nada menos que se trabajaba para vivir. Veamos. Leamos…

Se me hace muy cuesta arriba ponerme viejuno porque no se desde fuera, pero desde dentro, yo me veo estupendamente. Sí porque, aunque mi dni, el espejo del aseo y mi madre se empeñan en recordarme que ya son demasiados abriles, yo me aferro a mi amanecer desbocado y mientras cuele lo del síndrome de Peter Pan, tiro.

Y todo esto para ilustrar el hecho de que cuando me inicié en esto del mundo laboral, al igual que el poliamor, los influencers o el batch cooking, la comunicación interna no existía, pero sí. Sí, porque el poliamor eran los cuernos de toda la vida, los influencers la portera de la casa, el barch cooking el guardar en tuppers, y la comunicación interna, una mezcla de compensación y conmiseración.

Realmente no era necesario darle nombre porque ni empresas ni trabajadores eran conscientes de que la ofertaban o demandaban. Y aquí es donde tirando de recuerdos propios y ajenos, viene la típica enumeración en formato batiburrillo con la única pretensión de hacer un ejercicio que zozobre entre la curiosidad y la nostalgia. Y todo para demostrar que antes de la comunicación interna, ya había comunicación interna. Y ver qué opinamos, si aquelos tiempos pretéritos eran mejores, peores o medio pensionistas. A ver qué sale…

Empecemos con el engagement que aunque ahora es lo más top de lo top, en aquellos tiempos de cultura “un trabajo para toda la vida” no había que hacer muchos esfuerzos para conservar intacta la plantilla.

 

El concepto de marca empleadora tampoco procesaba mucho, pues además de que las vacantes se cubrían con recomendaciones de hijos, vecinos y cuñados, vamos, los enchufes de toda la vida, el poder de la marca era atractivo suficiente como para captar y retener, más talento del que se necesitaba.

comunicacion interna

Foto Original:

Cartel película «La vida es bella» 1999 . Roberto Benigni.

Si hablamos de managment, lo normal era confundir antigüedad con experiencia, y veteranía con valía, por lo que llegar a jefe era tan solo cuestión de tiempo. Ascender era algo muy deseado pues además de disponer de despacho y secretaria por derecho natural, su trabajo básicamente consistía en hacer hacer, y hacer poco.

 

Lo de las políticas de igualdad se resumían en la teoría del hombre blandengue del Fary según la cual, «la mujer tiene de esos derechos que yo respeto, y más que debería tener…» pero eso sí, en su sitio. Y este además de ama de su casa, no solía pasar de ser limpiadora, telefonista, recepcionista, administrativa o por supuesto, secretaria.

 

En cuanto a canales de comunicación, los más populares eran el cascadéo y el tablón de anuncios, aunque sin duda el más efectivo era el pasilléo que, aunque nadie sabía porque, se le llamaba “radio macuto”. También había alguna que otra revista interna, pero estaban más cerca de la hoja parroquial que del magazine de los domingos. Y no, los jefes no comunicaban.

 

Lo que se podría llamar compensación variable consistía en un plan de pensiones, una mutua médica familiar, y el descuento o gratutuidad en productos o servicios propios. Y poco más, y nada menos….

 

Y se podía considerar salario emocional beneficios con lo que un selecto grupo de empresas contaban; los clubes sociales. Se trataba de unas amplias instalaciones de acceso exclusivo para los afortunados trabajadores que lo tenían, donde poder realizar actividades sociales, recreativas y deportivas en familia. Uno de los más famosos era el parque sindical de Madrid que como en la mayoría de clubes similares, su máxima afluencia la tenía en verano gracias a la piscina que en su caso era la segunda más grande de Europa, llegando a registrar aforos de más de 20.000 personas bañándose a la vez. Imaginas?

comunicacion interna

Por supuesto de forma espontánea se practicaba la conciliación familiar, pues además de que un gran número de trabajos eran de media jornada, de los temas familiares se encargaba la mujer, sin contar con el hecho de que los niños iban y venían solos del cole, y vivían más en la calle que en casa. Además en verano teníamos las colonias, un extraño  nombre para definir un periodo de estancia en infestas tiendas de campaña o semirruinosos albergues en un pueblo perdido de la mano de Dios. Yo en mi caso pillé incluso los últimos coletazos de la OJE, pero eso es otra historia…

 

Lo que se podía entender por cultura corporativa era extraordinariamente paternalista en el sentido piramidal de la palabra. Uno de los momentos más destacados del año era el de la copa de navidad, acto oficial de asistencia más que obligatoria en que el presidente o similar al que apenas veíamos fugazmente entrando y saliendo de su ascensor hacia su planta , bajaba a saludar personalmente a todos los departamentos y brindar con ellos, aunque toca decir que nunca  bebía basicamente por  no sucumbir a la intoxicación etílica antes de llegar a la quinta planta.

 

Con acierto se entendía que fomentar el bienestar laboral pasaba por cuidar el bienestar personal, y ahí entraba una vez más la familia. Así, en navidades se invitaba a todos a un salón de grandes dimensiones donde tras un espectáculo musical o teatral con temática navideña, unos  reyes magos más falsos que una pelea de power rangers les daban regalos a todos los niños y niñas en edad escolar. Por supuesto también había regalos corporativos en bodas, bautizos y comuniones.

Y sí, había muchas cosas más, pero tengo que ir a pasear a Burton que ya me mira con cara de perro. Pero claro, con qué cara me va a mirar el pobre. Solo me gustaría saber que he demostrado que en aquellos tiempos aunque no constataba la existencia de comunicación interna como las meigas haberla hayla. Y como no sé si aquellos eran tiempos mejores o peores o si simplemente eran distintos, te invito a que compartas tu opinión en los comentarios de este post tanto si lo haces desde la el recuerdo de la vivencia, o desde la opinión. Te lo agradeceré con una gran sonrisa.

Porque esto es misterhello y estamos para eso, para hablar de comunicación interna de una forma diferente. ¿Hablamos?

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies

¿Quieres que te avise cuando saque un nuevo post?

Introduce tu email y serás el primero en enterarte de mis novedades!

¡Gracias! Te llegará un email para confirmar tu suscripción

Pin It on Pinterest