PENSANDO PENSANDO

CCLXXIII | SINDROME DEL IMPOSTOR, O POR FAVOR POR FAVOR QUE NO ME PILLEN…

misterhello
Jose Manuel Hernando

Director Creatividad Estratégica ATREVIA

Todos lo conocen, aunque solo algunos lo reconocen, y es el estar completa y absolutamente seguro que eres un fraude en tu trabajo, y que es cuestión de tiempo que te pillen y te desenmascaren. Se llama síndrome del impostor y es mucho más común de lo que se pueda llegar a pensar. No tiene cura porque no es una enfermedad, pero en este post sí vemos sus causas, efectos y formas de paliarlo. Veamos. Leamos…

Si eres de los que lo siente estás de enhorabuena, pues es un síndrome común entre las personas que han alcanzado el éxito profesional. No es nada raro pues según he leído en uno de esos sesudos estudios que encuentras a golpe de Google, le afecta a un 82% de la gente, es decir, que de tus 10 compañeros de trabajo, 8 lo padecen. Tampoco es nada nuevo, pues allá por los años 70 del siglo pasado, ya se hablaba de ello. El término surgió a partir de un estudio de dos psicólogas estadounidenses, Pauline Clance y Suzanne Imes que aunque no lo consideraron un trastorno mental, sí vieron que podía afectar negativamente a quien lo padecería.

Para establecer sus teorías, Clance e Imes entrevistaron a un grupo de mujeres que habían sido reconocidas por su éxito profesional y alto nivel de competencia, pero que minimizaban sus logros, y atribuían su supuesto éxito a factores ajenos a sus posibilidades y capacidades. El estudio demostró además que con frecuencia comparaban sus éxitos con los de los demás minimizando los propios, mostrando una actitud de clara inferioridad a pesar de las evidencias objetivas de su éxito. Aunque se ha cuestionado este estudio como feminista al ser realizado exclusivamente con mujeres, análisis posteriores han demostrado que aunque más acentuado en mujeres o en grupos minoritarios o marginales, afecta a personas de todos los géneros.

impostor

Foto Original:

Cartel película «The imposter» 2012 . Bart Lyton

Básicamente, el síndrome del impostor es una discrepancia entre la percepción que una persona tiene de sus habilidades y capacidades, y la que tiene el resto. Es por ello que les cuesta asumir su éxito, y lo suelen achacar a factores externos como la suerte, la conveniencia o la ayuda de otros. Además, responden con cierta incomodidad cada vez que alguien les atribuye un éxito o alaba una de sus virtudes, y no pueden evitar vivir en un continuo estado de comparación. Esto no tendría importancia si no fuera porque la persona que lo padece vive en un eterno terror a ser descubierta y castigado por su falla y falta, lo que puede hacer que se niegue a abordar determinados retos profesionales, o a aplicar criterios de perfeccionismo demenciales, sin contar con el estrés que se genera en sí mismo y en su entorno.

Otro factor a tener en cuenta para las personas con síndrome del impostor es el manejo de la asertividad, ya que el miedo a ser descubiertos puede llevarles a no aceptar cualquier reto para no errar o defraudar, y ser descubierto, lo que implica un freno e incluso receso en su desarrollo profesional, y en el de su equipo. Esto mismo pasa con las opiniones que tiende a zozobrar entre dar la razón por definición, a no expresarla ni por aproximación. E igualmente con las peticiones, que contraviniendo el famoso dicho de que quien no llora no mama, no pide nada a sus superiores para no levantar sospechas de incompetencia, o porque no vaya a ser que entre alguien que le haga sombra

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Cierto es que todos en mayor o menor medida nos hemos sentido impostores en algún momento de nuestra vida laboral, pero como otros síndromes o afecciones mentales como «la depre», si no lo controlamos puede agravarse y tener graves consecuencias, provocando lo que con tanto miedo y cuidado, pretendíamos ocultar. Por suerte es algo que se puede superar o por lo menos, permitir la convivencia con él. Y para ello como con casi todo lo primero es reconocer que lo tienes y lo siguiente, aceptar que es algo tan común como que te guste Mecano, o la pizza de piña.

A poco que indagues en la red encontrarás cientos de páginas con los típicos consejos de autoayuda en el que te dirán que debes celebrar tus logros, concentrarte en tus fortalezas, aprender a aceptar los errores propios y ajenos, o dejar de compararte con los demás. Y bien, aunque creo que sirven para concienciarte de que necesitas acceder a la cómoda y de moda opción de ir a un psicólogo o contratar los servicios de un coach, que no tienen nada que ver pero que se ven mucho. Y también bien, pero yo personalmente creo que salvo que el síndrome sea de una gravedad preocupante que te paralice como a la madre de Norman Bates al final de Psicosis, buscar alguien de confianza con el que compartir lo que tú crees que es tu realidad te ayudará a verla desde otra perspectiva, y posiblemente, cambiar tu percepción. Porque con tanto digital y artificial olvidamos que lo de la caña y la charla con colegas además de divertido es efectivo. Pruébalo y verás.

Porque esto es misterhello y estamos para eso, para hablar de comunicación interna de una forma diferente. ¿Hablamos?

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