PENSANDO PENSANDO

CCXXXIX | HABLAR INGLES EN EL TRABAJO, UN HARDSKILL, UN MUST O UN GRIJANDER CONDEMOR?

misterhello
Jose Manuel Hernando

Director Creativo ATREVIA 

Digamos lo que digamos, el nuestro en un país donde aunque nos defendemos, no hablamos inglés. Vale sí, las nuevas generaciones vienen pisando fuerte hasta en eso, pero por lo menos la mía, practicamos el típico espikinglés de supervivencia. En un mundo cada vez más globalizado donde este idioma es tan universal como el cebralin para quitar las manchas de la ropa, en las empresas se hace imprescindible contar con estos perfiles profesionales. Lo malo es que bajo esta necesidad se ha colado la necedad de personas que por encima de su cometido, tan solo dominan esta disciplina. Hablemos sobre ello. Veamos. Leamos…

Congratuleisons. if llu guas jier, lluar a guiner” es la forma en que Emilio Botin con un palito y dos bolitas da las gracias a través de este vídeo con inglés de Oxford del sur, a los premios EuroMoney allá por el 2008. Ni que decir tiene que se popularizó rápidamente y hoy es uno de los clásicos del acervo cultural del YouTube patrio. “Deris nazin cuait laik eh relaxin cap of café con leche in plaza mayor” es el más desafortunado vídeo de la esposísima Botella presentando nuestra candidatura olímpica quien para más inri, no entendía por qué se reía la gente. De casta le viene al galgo, como decía mi abuela. Y para terminar este bestiario “Frans pudi obdsan ob soud tufolou aiguanmuviman independens o civilireison” un incomprensible relato de Franco que como no puede ser de otra forma, concluye con un “Arribaspaña” en un correcto castellano. Y dejo aquí el video de Guillermo Amor al que creo, sobran comentarios…

Y es que los que se empeñaron en hacer de nuestro idioma uno, grande y libre, empujaron a varias generaciones a quedar fuera de la realidad. Y es que la preponderancia idiomática nunca ha respondido a lógicas cuantitativas sino a condicionantes cuantitativos, por supuesto económicos. Y es que da igual que el español sea el tercer idioma más hablado del mundo por debajo del chino y el hindi; la lengua de los negocios es el inglés, y si quieres hablar de negocios, has de hacerlo en su idioma. Así fue con el castellano cuando en nuestro imperio no se ponía el sol y con el latín cuando no se quitaba. Pero desde que los países de habla inglesa se consolidaron como primeras potencias mundiales, nos guste o no, es lo que hay. Y para corroborar lo que digo, ojo con el despertar del dragón y la enorme proliferación de academias y colegios que usan el chino como reclamo idomático, que nos veo a todos opositando en mandarín para acceder a una plaza de bibliotecario.

Según Eurostat, en 2007 un 46% de los españoles de entre los 25 y 64 años se defendían en un segundo idioma. Nueve años después tan solo habíamos aumentado un punto porcentual. Este dato nos sigue colocando al final del ranking Europeo, y en una deshonrosa posición a nivel mundial en el pelotón de cola. «España es una gran nación y los españoles muy españoles y muchos españoles«, que decía Rajoy. Y es que durante muchos años hemos apostado por nuestro idioma a lo grande, ande o no ande. Es por eso que nos hemos empeñado en traducirlo todo, daba igual que fueran discos, películas, pasta de dientes o deportes. Épicos son los singles “Campos de frutillas para siempre” o “Toma revancha” de los Beatles, o traducciones de películas como “Granujas a todo ritmo” o “Jó que noche”. Y como balompié no terminó de calar del todo, lo españolizamos con el actual fútbol. Así somos. Por supuesto que contamos con una industria de dobladores envidiable, pero es como presumir de lo bien que enyesamos brazos y no arreglar la zanja en la que todo el mundo tropieza…

HABLAR INGLES
Foto Original:

Cartel película «El paciente inglés»

1996

Anthony Minghella

Antes de continuar decir que no tengo nada contra los profesores de ingles, traductores o profesionales que entre sus competencias, manejan el inglés. Este post habla de otras y de otros. Hace no demasiados años una de las principales habilidades necesarias para aprobar una oposición era ser rápido como el viento escribiendo a máquina. Las academias de mecanografía hicieron su agosto entrenando a las nuevas y viejas generaciones en la presteza dactilar, y cual ave fénix renacieron con la llegada de los pc a las oficinas. Hoy en día como el valor en la mili, lo de saber teclear se nos supone. Da igual que escribas con todos los dedos, con dos o con el muñón, lo importante es comnicarse. Pues creo que lo mismo está a punto de pasar con el inglés, ya que los traductores online mejorados gracias a la inteligencia artificial están produciendo un efecto similar; lo importante es entenderse.

Y digo esto porque a lo largo de mi vida profesional me he encontrado, y me sigo encontrando, a personas cuyo único valor es su perfecto dominio del idioma de los hijos de la Gran Bretaña. Y los he visto por todas partes, desde Directores de Marketing y negocio hasta becarios y recepcionistas. Hacen gala de su perfecto dominio del idioma siendo capaces de recitar a Shakespeare con tres acentos distintos, pero se ven incapaces de abordar la más básica tarea para la que supuestamente se les ha fichado. “No puedo hacerlo yo todo” me dijo una vez un responsable de marketing ante una sencilla petición de briefing. Y lo peor es que se suelen aferrar a su parcela de conocimiento y con arrogancia se permiten restregarte su ignorancia. “Menos mal que estoy yo…” es su frase preferida.

Si, lo reconozco, yo no hablo inglés. Soy de esa última generación que nos enseñaron el idioma con la misma desgana que la filosofía o la pretecnología, y en la que se incluyen Presidentes de Gobierno, Presidentes de grandes compañías, Presidentes de clubes de fútbol y Presidentes de asociaciones vecinales. Si, entiendo los estribillos de muchas canciones, sigo sin subtítulos la mayoría de las películas, escribo mails no muy largos, e incluso participo con cierto nivel de protagonismo en reuniones profesionales, pero no creo que eso sea hablar inglés. He leído por ahí que uno de los propósitos favoritos del nuevo año de los españoles junto a ir al gimnasio y llamar más a tu madre, es aprender inglés. Yo llevo muchos años intentándolo, pero desde que estoy en ATREVIA, lo estoy haciendo realidad. Y como siempre me dice mi profesora Cata, “tienes que lanzarte”.

HABLAR INGLES

Efectivamente. Si rebobinamos el post y vemos los ejemplos que he puesto al principio, está claro que en esto como en otras muchas cosas del mundo laboral, hay que echarle morro. Recuerdo un antiguo jefe con un inglés al nivel del mítico Luis Pinto, que se lanzaba a las reuniones dando tantas patadas al diccionario que hasta a mi me daba vergüenza. Pero se le entendía porque entendía de lo que hablaba, y cumplía con los objetivos del encuentro. En el extremo opuesto un hijísimo con el que tuve la desgracia de compartir proyecto y que gracias a una costosísima educación internacional, además de experto en marcas de ropa de marca, por lo menos sus padres sacaron de él que hablaba muy bien inglés. Y ya.Tú piensas y yo hablo” era el pacto al que llegamos. Me consta por Linkedin que siempre se ha movido por países de habla hispana porque evidentemente más allá de ser un traductor de lujo, nada más tiene que aportar laboralmente. Seguro que conoces muchos de ellos…

Desde que apareció Google translator, Waze y Spotify, el mundo es un sitio mucho mejor donde vivir. Lo siento por los taxistas, los dj’s y los vendedores de diccionarios, pero es lo que hay. Ciñéndonos exclusivamente a la casuística de los profesionales cuyo valor laboral es únicamente su gran dominio del inglés, los avances tecnológicos en materia de traducción que la inteligencia artificial han potenciando, hacen que cada vez se cuestione más su misión. Contar con un sistema de emisión y recepción de voz universal que permita que todos dialoguemos sin importar nuestro idioma, ya no es un gadget de StarWars o más apropiado, de Star Trek. Lo siento por C3PO y su dominio de más seis millones de formas de comunicación de toda la galaxia.

Reconozco que el idioma siempre me ha dado un miedo reverencial. Hasta que no estuve seguro de que la tecnología estaba de mi lado, no me animé a viajar a Japón. Y laboralmente siempre ha sido un freno para acceder a determinados puestos de trabajo. Pero como soy consciente de que ese famoso aparatito de traducción simultanea me pillará en el hogar del jubilado o en el más allá, sigo abusando de la paciencia de Cata para ayudarme a no parecer un piel roja y mejorar mi inglés, y aguantando a los hijísimos, esposísimas y amantísimas y su triste parcela de poder. Así es la vida.

Porque esto es misterhello y estamos para eso, para hablar de comunicación interna de una forma diferente.¿Hablamos?

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies

¿Quieres que te avise cuando saque un nuevo post?

Introduce tu email y serás el primero en enterarte de mis novedades!

¡Gracias! Te llegará un email para confirmar tu suscripción

Pin It on Pinterest