BASADO EN HECHOS REALES

CXXIX | SEXO EN EL TRABAJO, SÍ PERO NO, O NO PERO SÍ…?

misterhello
Jose Manuel Hernando

Director Creativo ATREVIA 

Pasamos más tiempo en el trabajo que en casa y vemos más a nuestros compañeros que a nuestra familia, por lo que puede ser lógico y natural que surja cierta atracción personal más allá de la profesional. No es malo, pero puede no ser bueno por las posibles repercusiones tanto en la vida privada como en el entorno laboral. Así que hablemos de eso, de sexo con y en el trabajo, y pensemos porqué el famoso dicho de la olla puede tener más fundamento de lo que parece. Veamos. Leamos…

Según una estadística de esas que citar la fuente aporta el mismo valor que no hacerlo, se necesitan unas 200 horas para despertar el apetito sexual entre dos personas, por lo que suena a lógico lo de que el 52% de los trabajadores han practicado sexo con un compañero de trabajo en algún momento de su vida. Eso significa más o menos que la mitad de la gente de tu departamento forma parte de ese grupo, si no tú. Otro dato curioso es que según reza la estadística, tan solo uno de cada diez se arrepiente de ello, normal, y que ocho de cada diez han fantaseado con tener sexo con algún compañero, y poco me parece. Lo que está claro es que más allá de lo personal que puede acabar bien, lo de tener sexo con un compañero en lo profesional puede acabar francamente mal, y a mis experiencias y vivencias como espectador me remito.

Uno de mis primeros trabajos o por lo menos uno que podía ser considerado como tal, fue en una pequeña empresa filial de una gran empresa matriz que se dedicaba a explotar una tecnología predecesora de internet que hoy reposa en la necrópolis del olvido. La media de edad del departamento era más o menos de cuarto de siglo, y eso porque el jefe al que a todos nos parecía un viejo, tenía treinta años. Éramos asquerosamente jóvenes y como narra la banda sonora de OTRA RONDA nos comportamos como tal. Las ocho horas laborales nos sabían a poco, así que de forma natural empezamos a prolongar la jornada a tardes y noches en bares, karaokes, bingos y discotecas. Los rollos empezaron a surgir como setas en la lluvia y con ellos, los problemas; celos, engaños, discusiones, rupturas… Al más puro estilo La Isla de las Tentaciones las escenitas se trasladaron a la oficina hasta crear un clima laboral irrespirable e ingestionable. La fulminante disolución del área a base de movimientos y salidas puso fin al problema. Primera lección, lo normal es que una cerilla en un pajar, acabe en incendio…

Sí, ser joven es tan fabuloso que nos pasamos el resto de nuestra vida intentando seguir pareciéndolo. Pero lo queramos o no, el tiempo pasa, menos claro está para Tom Cruise y Jordi Hurtado. Unos años después y con unos años más pasé al “next level” social donde las reglas de juego eran distintas. Allí se iba a lo que se iba, salvo que no quisieras ir. De esa época recuerdo a unas hermanas conocidas por su belleza y reconocidas por su ligereza, especializadas en ganar los favores de sus jefes. Una había conseguido ser la una, y otra no había pasado de ser la otra. Y entró la tercera, la benjamina de la familia, como secretaria de un joven jefe seleccionado por pura dedocracia, y al que tardó menos de un mes en engatusar. El problema era que el dedo colocador era el padre de su pedida y prometida, un alto directivo amigo del amigo de un amigo, al que no hizo mucha gracia el baile de novias. No hace falta decir que todo acabó con la salida del hijísimo a otro destino a dedo y la entrada de la hermanísima a la larga cola del paro. Segunda lección, si vas a de caza mayor, asegúrate de llevar buenos balines…

sexo en el trabajo
Foto Original:

Cartel película «Sex and the city»

2008

Michael Patrick King

Pocos años después y todavía en la categoría novel, fui invitado a jugar un amistoso con la liga senior. Al más puro estilo Billy Wilder, un grupo de cuarentones del área comercial que pagaban un piso a medias para sus fiestas, acuerdos comerciales y escarceos amorosos, decidieron meter sangre nueva en su selecto grupo. Las leyendas negras, verdes y blancas de lo que ocurría en ese piso eran míticas, por lo que cuando me comunicaron que era uno de los elegidos, no se si por curiosidad o por morbo, accedí. Y allí me colé y en la fiesta me planté, cocaína para todos y de todo para comer. Tardé cerocoma en sentirme como Jonathan Harker con las tres novias de Drácula, y con la excusa de bajar a por tabaco, nunca más subí. A los años me enteré que el tema acabó mal por una clienta asidua al lupanar que en un ataque de despecho puso al día a compañías y cónyuges, acabando con contratos laborales, personales y matrimoniales. Tercera lección, nunca mires lo que hay detrás de la puerta verde…

Los simposios, convenciones, festivales y ferias también son una fuente inagotable de escarceos amorosos entre conocidos, reconocidos y desconocidos. Antes de la dichosa pandemia, este tipo de eventos solían ser algo muy esperado casi más por el desmadre que llevaba asociado que por la temática del mismo. Lo normal es que durante el día los asistentes se comportaran como corderitos, pero en cuanto caía la noche, salía el lobo y la loba que todos llevamos dentro. Como yo siempre he tenido la desgracia o suerte según se mire, de formar parte del equipo organizador, caía en la cama agotado ajeno a las carreras de puntillas por el pasillo, las risitas y susurros mientras encontraban la llave, y los sofocados silencios rotos a altas horas de la madrugada. Al día siguiente en el desayuno y entre susurros, te enterabas de todo; la de marketing con el de iluminación, el cliente con una becaria o más, dos de financiero con dos financiadas, la recepcionista cogiendo algo más que el teléfono… No pasa nada, lo que pasa en el evento suele quedar en el evento. O no. Cuarta lección, no defeques donde comes, vete lejos…

Y siguiendo en esa línea de celebración, están las fiestas de navidad. Con el nuevo siglo y como muestra de que se pasaba de la teoría a la práctica en esto de la comunicación interna, se cambió la sosa copa con el presi por la alborotada fiesta sin el presi. Al poco se impuso la farra formato “purga”, una noche en la que puede pasar de todo sin que supuestamente pase de nada. Como se jugaba en casa, lo normal es que los encuentros fueran ocultos, fugaces y sin pasar a mayores, ya que con la última campanada se rompía el hechizo, y toca volver a casa. No importaba hacerlo, lo importante era que no te vieran mucho o muchos y como canta Sabina poder decir “lo niego todo”. Quinta lección, si tiras la piedra no escondas la mano, escóndete tú…

sexo en el trabajo

Pero hasta ahora hemos hablado de sexo con compañeros de la oficina, pero no de sexo con compañeros en la oficina, que de eso también tengo experiencias. Una mía. Me pusieron una jefa como se decía antes, de bandera, cuyas minifaldas competían en escasez de tela con sus escotes. Teníamos muy buen rollo profesional, aunque no teníamos el más mínimo interés personal el uno en el otro, ni el otro en el uno. Con eso de que éramos los de eventos, pasábamos mucho tiempo en el almacén contando, recontando, visando y revisando el material y el merchandising. Daba igual que no tuvieran ni la más mínima prueba de que allí dentro no pasaba nada digno ni indigno; ambos teníamos un lío y nos liábamos. Y con esa losa Donjuanesca tuve que cargar. Pero pruebas y bien probadas sí tuvieron Cándido y “la Briones”, una cinta de sexo explícito sobre el capó del coche en el parking del edificio que misteriosamente saltó del circuito cerrado de seguridad a todos los correos de la oficina. Pero como no es ilegal ni motivo de despido, como la escena de Pedro Jota Ramirez, queda en el recuerdo del olvido. Sexta lección, si juegas con fuego, te puedes quemar…

Sí, mantener relaciones sexuales con compañeros de trabajo o en el trabajo, no es ilegal ni motivo de despido justificado, y como es una interpretación de la constitución sobre el derecho a la intimidad y la no discriminación por cualquier condición o situación personal, no se puede discutir. O sí. La realidad es que más allá del derecho a la intimidad, “el empresario tiene derecho a conocer si un empleado mantiene una relación sentimental dentro de la empresa, o incluso con clientes…”. Y como la ley de la confianza mutua no suele funcionar, “el empresario tiene el derecho de adoptar las medidas que estime oportunas de vigilancia y control para verificar el cumplimiento por el trabajador de sus obligaciones y deberes laborales, guardando en su adopción y aplicación la consideración debida a su dignidad”. Y si no tiene pruebas de ello, siempre puede argumentar que esas prácticas suponen una merma en el rendimiento laboral, un peligro para el ambiente profesional, y un montón de problemas derivados de favoritismos, disputas, concesiones y disquisiciones morales. Vamos, que aunque ilegal, puede ser legal. Así que séptima y última lección, como decíamos en la entradilla, donde tengas la olla, no metas la pxxxa…

La verdad es que yo no se si por pánfilo, por fiel o por prudente, siempre he mantenido las líneas rojas entre lo personal y profesional en lo que a relaciones sexuales se refiere. He tenido épocas en que he viajado mucho, otras en que he salido y entrado mucho, e incluso un periodo en el que digamos, he vivido mucho. En todas ellas oportunidades no me han faltado pero salvo una, no me arrepiento de nada de lo hecho o más bien, de lo no hecho. No polemizo sobre el 52% que ha visto la oportunidad y ha hecho uso de ella. Es su decisión y espero no haya tenido consecuencias excesivamente lesivas ni para él ni para nadie. Y tampoco moralizo sobre los aspirante a engrasar y engrosar esta estadística, tan solo pensar que piensan en las posibles consecuencias y asumirlas venido el caso. Pero vamos que dicho todo esto y como dice el Robe, “Hay que dejar el camino social alquitranado, porque en él se nos quedan pegadas las pezuñas. Hay que volar libre al sol y al viento, repartiendo el amor que tengas dentro.” Así que ya sabes, ama, ama, ama y ensancha el alma, pero mejor, hazlo lejos…

Porque esto es misterhello y estamos para eso, para hablar de comunicación interna de una forma diferente.¿Hablamos?

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