BASADO EN HECHOS REALES

CCLIV | VOLVER A EMPEZAR SOLO ES CUESTIÓN DE EMPEZAR

misterhello
Jose Manuel Hernando

Director Creativo ATREVIA 

Ha pasado el tiempo suficiente como para dar por prescrito el síndrome postvacacional y toca olvidar lo de montar una casita rural en las montañas, un chiringuito en la playa o una tetería en la nieve. Pero como soñar es gratis, aquí está aproximandose de nuevo el año nuevo para volver a la carga con todos esos propósitos que sabemos, nunca cumpliremos. Bueno todos no porque como excepción que confirma la regla yo, sí lo he hecho. Y más o menos de eso va este post. Veamos. Leamos.

Hace unos meses que no escribo y sin paños calientes, ha sido sencillamente porque no me apetecía. Es lo que tienen los cambios, que cambias, y algunas cosas son para bien, otras para mal y algunas para peor o mejor, depende. Y entre el descubrir y el olvidar hay cosas que dejas en cuarentena como hacer puzzles o escribir un blog. Pero entremos en materia. Si recuerdas el vídeo de final de año de misterhello, hablaba de todas los propósitos que hacemos aun a sabiendas de que nunca, los haremos realidad. Bueno, pues yo a finales de año hice mi lista y mira tú por donde, muchos sí los he cumplido. Sí, porque hace unos meses hice el petate, cogí un tren y me vine a Barcelona a vivir. Y desde aquí planteando y replanteando mi nueva vida escribo este post, señal inequívoca de que una de las cosas que no voy a olvidar es lo de mantener vivo misterhello.

Las personas somos poliédricas por naturaleza. Todos tenemos distintas dimensiones vitales, siendo la más clara la divergencia entre la personal y la profesional. Creemos que en ambas siempre somos nosotros mismos, pero la realidad es que aunque compartimos rasgos de carácter comunes, nos mostramos de forma muy distinta en cada una de ellas. Lo que sí compartimos es la necesidad imperiosa de mantener en ambas cierto nivel de reconocimiento, cariño, seguridad, compañía, felicidad. Además inevitablemente ambos mundos están conectados y como vasos comunicantes, lo que pasa en uno afecta al otro en lo positivo y en lo negativo. Por eso cualquier cambio vital ha de contemplar revisiones en ambos universos porque si no, seguiremos distintos pero igual.

Los que hemos trabajado en comunicación interna sabemos de la importancia de esta comunión, y aunque poco podemos hacer en lo personal, en lo profesional lo intentamos sabiendo que incrementar el bienestar personal tiene un impacto directo y positivo en el rendimiento profesional. Pero esto también tiene un reverso perverso, pues además de que la capacidad para soñar y desear es infinita, todos tenemos anhelos y aspiraciones distintas. Un exceso de paternalismo empresarial degenera en caprichismo, y lo que en principio se vende como beneficio social al tiempo se convierte en derechos adquiridos, con lo que entramos en un eterno y grácil bucle que nada tiene que ver con el cambio, ni con Gödel, Escher o Bach. Y una vez cumplida la cuota temática para justificar que esto es un blog de comunicación, volvamos al tema del cambio de vida.

renacer

Foto Original:

Cartel película «El renacido»

2015

Alejandro González Iññaritu

Volviendo a lo del tener, el querer y el desear, decir que muy poca gente se suele considerar plenamente satisfecha con su realidad, ya sea personal o profesional. Nada tiene que ver con el manido relato de la ficticia realidad que nos venden los medios de comunicación, la publicidad, las redes sociales y que nosotros en nuestra infinita simpleza compramos como válidos. Hablo de ese señor con cara de vendedor de perritos calientes de la quinta avenida que responde al nombre de Maslow, y su famosa pirámide. Según su teoría, las necesidades básicas del ser humano se pueden ordenar jerárquicamente en una pirámide, de forma que una vez cubiertas las necesidades básicas tendemos a subir en la pirámide para satisfacer las del siguiente nivel. Evidentemente en la base de la pirámide están las vitales como cobijo, comida o descanso. En la siguiente, la seguridad física, familiar y personal. Y a partir de aquí entramos en necesidades perentorias como la amistad y el afecto. En un estadio más está la confianza, el respeto y el éxito. Y en lo más alto de la pirámide nos encontramos con la completa y absoluta autorrealización…

Es curioso pensar que cuando manifestamos deseos estacionales nos vamos directamente a lo más alto de la pirámide, sin saber que como los viajes astrales o la fabada asturiana es un proceso que hay que ir afrontando y superando poco a poco. Pero vivimos en un momento de lo quiero todo y lo quiero ahora, y como lo del esfuerzo cuesta y soñar es gratis, entramos en un eterno bucle de queja, crítica y autocompasión cada mediado y final de año, aun a sabiendas de que ni siquiera funciona como placebo psicológico. Y ahora que por fin hemos descubierto que los reyes son los padres, nos llega el papá noel del metaverso prometiéndonos ser en el virtual lo que nunca seremos en el mundo real. Y cuando seamos conscientes de que eso también es tan falso como una pelea de los Power Rangers, recordaremos con pesar la famosa frase atribuida a Jhon Lenon “vida es lo que pasa mientras haces planes”.

Nada cambia si nosotros no lo hacemos cambiar. La vida es sueño decía el señor de la perilla de chivo, y estamos empeñados en hacer del sueño una vida. En nuestro sueño como en el metaverso, estamos agusto y seguros. Allí libres de las ataduras físicas, morales y temporales podemos resolver cualquier problema que nos surja y alcanzar cualquier meta que nos propongamos. Nos han enseñado que aunque después despertemos y todo siga igual, no es razón suficiente para dejar de soñar. Estoy de acuerdo con que el mundo necesita soñadores, pero coincido con Sarah Ban Breathnach en que lo que realmente necesita el mundo son soñadores hacedores. Parafraseando a Góngora, si aras en un alterado mar y siembras en una estéril arena, cogerás vergüenza y afán. Y así vamos, avergonzándonos de nuestra realidad y afanosos por cambiar sin hacer demasiado porque así sea…

renacer

Yo un día me cansé de soñar y desperté a mi realidad. Realmente no tenía causas objetivas para mostrarme insatisfecho e infeliz, pues nadaba en el líquido amniótico de la burbuja de confort que todos persiguen y muy pocos consiguen. Tenía un buen trabajo en el que era conocido y reconocido, una familia que quería y por la que era querido, un círculo social preciado y apreciado. Pero un día con medio siglo en mi haber me pregunté, ya está? es esto? hasta aquí? ya solo queda esperar a la jubilación? y entonces fue cuando decidí dejar de ser soñador y convertirme en hacedor para cambiar, pero de verdad. Decía antes de que las realidades hay que abordarlas de forma holística, aunque como decía Jack el destripador, hay que ir por partes. Disculpandome de antemano por el manido y fácil chiste del conocido desconocido asesino de Whitechapel, yo decidí que sin abandonar lo personal, debía empezar por lo profesional. Y cambié. Desembarqué con todo el dolor de mi alma de la agencia que dieciséis años antes con más intención que idea había ayudado a crear, y me embarqué en la vorágine de una multinacional como ATREVIA. Y pronto detecté los problemas de jugar en primera. Saltar de ser cabeza de ratón a cola de león es incómodo y frustrante, pero tres años después y desde la frondosa melena leonina de mi agencia puedo asegurar sin demasiados detalles que aunque osada, mi decisión fue acertada. Y lo dejo ahí.

La segunda parte del plan era más compleja, pues me devolvía a los escalones más bajos de la pirámide; hogar, compañía, amistad. Y sobre todo, el miedo a la soledad, el mal del siglo XXI. Pero como bien dijo Robin Williams “hay algo peor que estar solo, es estar con alguien que te haga sentirte solo”, con lo que como en mi soledad mando yo, aproveché la oportunidad que me ofrece trabajar en una agencia como ATREVIA, y me vine para la ciudad Condal. Para el que no lo sepa y aunque no venga a cuento, lo de ciudad Condal viene del siglo IX cuando se estableció la ciudad como la capital de todos los pueblos medievales catalanes, adoptando el nombre del literal del Conde Ramón de Berenguer, Gobernador de la ciudad en aquellos tiempos.

Volviendo al tema y para concluir si quieres cambiar, te voy a dar unos consejos ahora que yo estoy en pleno proceso de cambio. Deja de decirlo y hazlo. Piensa en la gente que tienes alrededor pero sobre todo, piensa en ti. Avanza hacia delante, pero asegúrate que no es una huida hacia delante. Recuerda que aunque parezcan separadas, vida personal y profesional se retroalimentan. Aborda ambas realidades pero no a la vez. Olvida lo del síndrome del impostor y del pánico escénico, nos pasa a todos. El tiempo pasa para todos y para todo. No dejes pasar trenes, muchos no vuelven a parar nunca. Y como esta lista se puede prolongar hasta el infinito finalizo con un vídeo que hice justo antes de dar el gran salto que recopila un gran número de ideas que tenía en la cabeza, y que concluye con un concepto que resume todo lo que he dicho, #tansolovive ). Pues es, vive.

Porque esto es misterhello y estamos para eso, para hablar de comunicación interna de una forma diferente. ¿Hablamos?

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