BASADO EN HECHOS REALES

CCXLV | SÍ, SOY UN VIEJO VERDE. Y QUÉ…?

misterhello
Jose Manuel Hernando

Director Creativo ATREVIA 

Vivimos en una sociedad de usar y tirar donde lo nuevo tiene valor meramente por su carácter novedoso y lo viejo, sencillamente no vale. La edad nos llega a todos y por mucho que queramos seguir bebiendo de la fuente de la eterna juventud del conocimiento, la sombra de la famosa obsolescencia programada personal o profesional se proyecta sobre nuestras cabezas cual espada de Damocles. Caer en el patetismo físico o intelectual o rendirse a la evidencia son las dos opciones lógicas, pero hay una tercera vía; perseverar en mantenerse vivo, cubriendo las distancias y manteniendo intacta la dignidad. Y sobre esta reflexión posible o imposible va este post. Veamos. Leamos…

Papá  tengo que hablar contigo”, me dice mi hijo de 16 años minutos previo al stream en twitch antes sus más de doscientos mil seguidores. “Sin paños calientes”, me comenta, “soy de género no binario, y ya se que querías ser abuelo pero he de decirte que tengo un acuerdo de fluidos con un grupo de intrafidelidad pangeneracional con el que mantengo relaciones poliamorosas asexuales. Y antes de saber si me hago trans, neither o genderqueer, te agradecería que de ahora en adelante te refieras a mi  con pronombres neutros”. Y al más puro estilo Belén Esteban, termina con un, “vale?” Y yo adoptando mi estudiada pose de experimentado y tolerante padre, asiento con la cabeza y confirmo con un “ahá” como si hubiera entendido algo. Y entonces pienso, “en qué momento me quede atrás?” Esta historia no es real pero perfectamente podría serlo, y me ayuda con la intro de este post que no se donde va, pero que se de donde viene.

Mi amigo Sevax es el punki más genuino del foro, o eso por lo menos es lo que dice él. El nombre se lo puse yo en un alarde de creatividad combinando el patronímico Sebastian, con el de la conocida marca de compresas. Todo muy ochentero. La última vez que le vi me contó que seguía viviendo con su madre, que seguía trabajando de mensaka, que seguía tomando litronas en el parque, y que seguía yendo a conciertos todas las semanas. “ Sigo como siempre” me dijo, y añadió “te apuntas a ver a los OxPow el viernes? por los viejos tiempos..” Y tan viejos, pienso yo, exactamente 35 años que los vimos en Silikona. Y ahí sigue el Sevax con los cuatro pelos tiesos que la alopecia no le ha dejado y la chupa de los Exploited que el tiempo no le ha quitado. Y nos miramos pensando mutuamente que qué pena, pena por lo que nos hemos perdido y pena por lo que nos hemos encontrado. Y es que tenemos tan distorsionado el concepto de éxito y felicidad que ya no sabemos ni cuándo ni cómo serlo.

Si preguntas a cualquiera, Sevax es el claro perdedor de la panda de críos que en los ochenta jugábamos a ser punkis. De ahí me queda mi debilidad por la cerveza. En aquellos años creíamos creer en el “no future” y lo afirmábamos y confirmábamos gritando a los normales en el metro “yo no voy a ser como tu”. Y casi cuarenta años después, lo somos. Bueno, todos menos los que se quedaron en el camino y el Sevax, por supuesto. Él se quedó congelado en el tiempo viviendo su eterno síndrome de Peter Pan mientras el resto hicimos lo que se suponía teníamos que hacer, convertirnos en hombres de provecho. Ojo que Sevax no es una víctima del sistema. Él estudió química en la Complutense, pero cuando vio que el requisito para que le fichara por ejemplo un laboratorio farmacéutico era sacrificar su cresta, su chupa, su estilo de vida y su pasión por la música, decidió dejar de decir y hacer, y no ser como ellos. Y ahí sigue, por muy ridículo que parezca, siendo fiel a cómo es él. Y supongo que no leerá este post porque él es más de escuchar, música. Así que le dejamos con sus pelos de menos y sus kilos de más y volvemos a mi realidad, porque otra certeza es que el pasado no vuelve. 

edad
Foto Original:

Cartel película «Tiempo»

2021

M. NIght Shyamalan

Para mirar al futuro, te voy a compartir un secreto; si quieres contar con un Galindo (un admirador, un esclavo, una amigo, un siervo), provócalo para que te pregunte su edad y quítale 10 años a tu respuesta. No falla, te lo ganarás de por vida y alegrarás la suya. Y es que tenemos una obsesión con lo de parecer más joven de lo que somos y que los demás lo reconozcan. Pero como el tiempo pasa y por mucho que pasemos nosotros se nos nota, nos vamos a la planta joven del cortinglés a actualizarnos con varios modelis viejóvenes, incluyendo unos pantalones cagados sin saber que antes de ponertelos hay que aprender a andar con ellos. Y tras varias visitas al territorio vaquero y al fórmula joven, te das cuenta de que te estás convirtiendo en el protagonista de la fábula del traje del emperador en la que todos veían tu desnudez menos tú, y caes en las famosas depresiones por décadas. Un clásico…

Cambiando de temas pero siguiendo con el mismo, mis hijas me dicen que hago selfies de padre y tienen razón; no sé colocar ni alejar la mano lo suficiente para que entren todos, orientar la cámara para que no parezca que van a ser abducidos, pillarlos sonriendo y sin moverse, y disparar a la vez. Y me sorprende la naturalidad y maestría con la que lo hacen ellas. Algo parecido supongo pasa en el trabajo, aunque allí nuestros hijos profesionales no suelen tener el valor para decirlo en voz alta, aunque lo veamos en su mirada. Y por eso aunque predicamos y reivindicamos el power del silver power, recordamos que hace 20 o 30 estábamos ahí mirando y callando igual. Y es que cualquier tiempo pasado no fue mejor, solo es que nosotros éramos más jóvenes. Por eso me intento enfriar cuando me caliento por ejemplo, comparando los grupos ganadores de los premios MTV de los 90 con los actuales. Y hablo de Aerosmith, Red Hot Chili Peppers, Black Crowes o Faith no More versus Maluma, Ariadna Grande, BTS o Justin Bieber. Y eso que ni siquiera he mencionado el reggaeton. Y es que mis padres oyéndome escuchar a Sepultura usaban el mismo argumento, pero con Antonio Molina, Victor Jara, Los Pekenikes o Karina. Duro descubrirte hablando a tus hijos como te hablaban tus padres…

Yo como creativo no me puedo permitir el lujo de quedarme atrás, pero cada vez me cuesta más ir por delante. El caso ficticio pero real al inicio del post con respecto a las nuevas tendencias relacionales, es una broma pero va muy en serio pues no soy capaz de pillarlo, aunque sospecho que ellos, los ellos, tampoco. Pero tengo más líneas rojas. Yo por ejemplo confieso que no entiendo fenómenos como Twitch capaz de que con un estúpido juego de no dejar caer globos, generen audiencias que dejan en pañales a la final de la NBA. O el poder tiránico de los influencers capaces de encumbrar al estrellato marcas o tumbar años de posicionamiento estratégico de compañías con un sencillo comentario. Confieso que tampoco he entrado en el universo de los juegos combativos o colaborativos en la nube, ni por supuesto en el gambling donde puedes perder algo más que la camisa. Y ya puestos a confesarme, decir que me cuesta comprender productos como los smoothies preparados, los zumos detox, modas como el ovolactovegetarianismo o el terraplanismo, tendencias como las leches sin leche el azucar sin azucar o la cerveza sin cerveza, o la reticencia al modelo híbrido de teletrabajo ni pa ti ni pa mi. Pero los asumo como realidades y no los critico, porque no entenderlos no es razón suficiente para no respetarlos.

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A todos nos llega nuestro momento, y es duro cuando pasa. Hablo de descubrir que ya no tienes edad para… lo que sea. Yo intento ponerme muy de perfil, pero hay cosas que estoy cambiando a dejando de hacer, por ejemplo salir. Yo he sido muy de pubs de malasaña, y de forma natural quedaba o simplemente iba al penta, al kingki o el tuper porque allí me sentía como en casa. Hasta que un día noté que los parroquianos habituales me empezaban a mirar de lejitos entre la molestia, la pena y la incomprensión. Parecido me empezó a pasar con los eventos gaming, las ferias manga o determinadas experiencias interactivas no virtuales, que sin contar con las bajas de acompañamiento de mis círculos de confianza, para no incomodarme ni incomodar ya apenas voy. Por supuesto ante las críticas nada veladas sobre términos viejunos, he revisado mi lenguaje pues es cierto que  en muchas expresiones perpetuaba la esencia del hombre desactualizado. E incluso he reflexionado sobre mi forma de vestir, pues aunque me mantengo fiel a mis camiseta con reclamo visual, los pantalones pitillo y las playeras molonas, la frontera entre lo curioso y lo patético es difusa. Y por supuesto asumo que soy persona non grata en los afterworks millennials por razones obvias de necesidad de despelleje laboral, y está bien, sin problemas. Pero por todo y por nada, yo no me rindo, sigo creyendo en el amor aunque sea en el propio.

Decía que no sabía dónde me iba a llevar este post y es verdad. Pero no me importa, es mi blog. Toda esta introducción que me ha llevado casi todo el post simplemente era para reflexionar sobre los silvers, término un poco ambiguo e injusto para personas como yo que por suerte y sin necesidad de Grecian 2000, no peino canas. Pero también me sirve para lanzar un regaño a los que cumplen 40 por rendirse, porque cuando cumplen los 50 ya están del todo rendidos. Y es que desde esa posición poco ventajosa del ayer, reivindican su derecho a ser el hoy e incluso el mañana, y como no se han hecho valer, no valen. Porque esto no va de cambiar la realidad para ajustarla a lo que somos, sino de cambiar lo que somos para ajustarla a la realidad o por lo menos, entenderla. Defiendo los ciclos vitales que condicionan necesidades y preferencias, pero creo que un mínimo de mantener la curiosidad por la vida, el mundo, las cosas y las personas, hay que mantener. Y si eres de los que no cree, a galeras a remar.

Y termino por donde empecé, por el título. Sí, soy un viejo verde, no porque muestre un comportamiento inapropiado hacia personas con manifiesta diferencia de edad, sino por lo que tiene ese color de esperanza. Porque de verdad creo que la esperanza es lo último que se pierde, y no tolero a la gente que con 40 o 50 lo pierde de forma voluntaria. No existe pasado ni futuro sino sólo presente, y de nada sirven los viejunos discursos aciagos criticando a los milenials, centenials o decenials, ni por supuesto intentar ser o parecer que somos como ellos. Y me repito, a los 50 se puede recuperar el amor, aunque sea el propio. Y ahora sí termino de verdad con un ole a mi querido Sevax que no tendrá su página en la wikipedia ni saldrá en ningún marco de mejor empleado del año, pero que tal vez sin buscarlo ha dado con una gran verdad. Y aquí rememoro y concluyo con un post que escribí hace muchos años en el que cito la conocida historia de Diógenes de Sínope en su barril que ante la oferta del mismísimo Alejandro Magno de pedirle lo que quisiera sencillamente respondió; tan solo apártate que me tapas el sol. En conclusión, prepárate para el cambio y cambia para lo que estés preparado, y si no quieres cambiar, no te quejes. Y vete a la Bobia que igual con un poco de suerte conocerás a Sevax y descubrirás porqué cuando te llega, hay que ser un viejo verde.

Porque esto es misterhello y estamos para eso, para hablar de comunicación interna de una forma diferente.¿Hablamos?

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